Por: Jorca410.
No hay de otra. La protesta de las diversas organizaciones del trabajo, que existen al interior de la Rama Judicial colombiana, constituye un enfático rechazo moral a la gestión del Fiscal General de la Nación, en el caso Odebrecht, en el cual, su nombre, aparece comprometido, como persona enterada, desde antes de la asunción del empleo, de los pormenores delictivos que estaban cometiéndose en la ejecución del contrato estatal para la construcción de obra pública, llamada Ruta del Sol II.
Rechazo, que abulta, asimismo, a aquel, que viene siendo exteriorizado por encumbrados analistas de la gran prensa nacional, quienes critican ácidamente, el comportamiento del Fiscal, frente a los datos que antelada y confidencialmente, le entregase su amigo personal, Jorge Pizano, en trance de angustia, ante los oídos sordos que prestaban contratantes de éste, a denuncias de erogaciones fraudulentas en los fondos del Consorcio adjudicatario y beneficiario del contrato de obra pública mencionado.
Y es que la dimisión, que expectantemente esperan, las opiniones públicas colombiana e internacional, en esencia, es necesaria para recuperar confianza en la justicia, en su accionar frente a la corruptela desaforada de la empresa brasilera; la cual, para hacerse con los contratos, ferió cuantiosos recursos que, obviamente, le son negados a la infraestructura levantada, afectando así su calidad, o son resultado de precios inflados, acordados para el posterior reparto del excedente, a los servidores públicos, responsables de esa contratación.
Falta de confianza, que está sintetizada en la histórica expresión romana, con respecto a la mujer del César: “No basta que … sea honesta; también tiene que parecerlo”. Y ese parecerlo, no se dá en las actuales circunstancias, con el señor Fiscal.
En efecto, tal como lo pregonó en la marcha, el Presidente de Asonal Judicial, un Fiscal a quien le demuestran que ha sido omisivo ante la magnitud de los hechos, que con anterioridad conocía en detalles y que con relación a ellos, así sea parcialmente, tenga que descender del pedestal de investigador, máximo investigador, para sentarse en el banquillo de los testigos y tenga que andar dando explicaciones para justificar sus conductas como Abogado, en aquellos mismos y ramificaciones que se investigan, no parece honesto, aunque lo sea.
Y ese no parece, es el que le impone que adopte la salida digna de la renuncia; la cual, muy sutilmente, le solicita el Procurador General de la Nación, quien, mostrándose como diligente, neutro y severo, le pide a la Corte Suprema de Justicia, que designe a un Fiscal Ad – hoc. Figura no procedente como ya lo comentamos en nota anterior y que RCN., nos confirmó, al publicar noticia de que la Corte Suprema, ya ha dicho que no hay lugar a Fiscal Ad – hoc. Además, este mismo Fiscal, buscó la creación de esa instancia judicial, sin éxito alguno.
El señor Procurador, de quien todos entendemos, se afana en buscar imagen mediática, para futura postulación presidencial, debió ser franco y directo; contundente, sin eufemismos; sin tibiezas; debió apartar la amistad y la solidaridad de colegaje institucional, para sugerirle al Fiscal, que se separe de la entidad y que al no hacerlo, procedería a denunciar el asunto, ante la Comisión de Absoluciones de la Cámara de Representantes, a ver qué pasaría. Señor Procurador, al pan, pan y al vino, vino.
En el caso Pretelt – Fidupetrol, la Comisión, fue verdaderamente, de Acusaciones.
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