Por: Jorca410.
El Presidente del Senado de la República, por consiguiente, Presidente del Congreso ídem, Ernesto Macías, soltó en estos días de vacancia del puente festivo, sugerencia política al señor Presidente, Iván Duque, a no descartar la convocatoria a una asamblea constituyente, para sacar adelante, el cúmulo de reformas pendientes de trámite congresional.
Dice él -Macías- que existen muchas presiones, para evitar la prosperidad de las iniciativas legislativas, que el ejecutivo presentó a consideración de las Cámaras. En concreto, se expresó, así:
“Definitivamente no es posible tramitar vía Congreso, verdaderas reformas a la Justicia, ni política, ni ajustar los acuerdos de La Habana; las presiones de las Cortes y otros intereses lo impiden. El presidente no debe descartar la convocatoria de una asamblea Constituyente”
Macías, se hizo célebre, con el discurso incendiario que pronunció, como Presidente del Congreso, en contra del saliente mandatario nacional, Juan Manuel Santos y darle posesión, al entrante Iván Duque. Y en ese momento, fue reiterativo en criticar la gestión económica de quien se iba, calificándola de desastrosa para las finanzas del país.
En esa apreciación, el Centro Democrático ha sido coherente, resaltando el tal hueco fiscal, que impide el normal desarrollo o cumplimiento de los compromisos del Estado, para con sus ciudadanos necesitados del amparo oficial. Y por eso, justifican la ahora llamada ley de financiamiento o reforma tributaria, llevada por el Ministro Carrasquilla, al Congreso.
Antes de analizar, si la asamblea constituyente, es verdaderamente, una justificación política, habría que mirar primero, obviamente, si el hueco fiscal de $14 billones de pesos, permitiría la realización de un debate electoral de esa magnitud y el consecuente gasto operacional del cuerpo que resulte elegido.
Asamblea nacional constituyente, es de elemental convicción, es forzosa, cuando se declara la independencia o creación de un nuevo Estado, o cuando la viabilidad del existente, necesita de profundos cambios que permitan el mejoramiento de su organización y puesta en marcha.
En Colombia, la última de éstas, tuvo lugar en 1.991, en donde se expidió la Carta Política que hoy nos rige; con el casi centenar de reformas que le ha introducido el Congreso. En aquel momento, fue decisiva para justificar la convocatoria de la asamblea, la depresión ante la rampante corrupción, que tenía semilla, en los dineros calientes o del narcotráfico, que ingresaban a las campañas políticas. La corrupción, en vez de disminuir siquiera, hoy es más abultada, más grande. Entonces, no sirvió la constituyente.
La tan cacareada reforma a la justicia, no se ocupa, de lo fundamental de ésta; ella demanda, integridad moral de sus operadores; honestidad y esto no lo proporciona la ley; esto es propio del ser humano; no se adquiere por ósmosis, si no, desde el nacimiento en su formación personal. El otro elemento, es la logística, esto es, funcionalidad con equipos humano y técnico, suficientes, para atender debidamente, la evacuación de los procesos.
Comments