Por Gregorio Vásquez Puerta..."y todo nos llega tarde...hasta la muerte"...dijo el poeta.

Todo en nosotros está trastocado; le decimos si a lo corrupto, si a la guerra, admiramos a los delincuentes, convivimos e interactuamos con lo torcido como si nada y a lo correcto y justo, lo vemos como anormal.

Parece que el querer de los 12 m, que el pasado 26 de agosto, salieron de su estado zombiestico y votaron por bajarle los salarios a congresistas y altos funcionarios quedará en nevera, como Bogotá, por diez años, o sea, que seguirán pelechando de las prebendas ampliadas por el sr de U&G y su buen muchacho carrasquilla, el de los bonos de agua, será que los 7 Si de la consulta resultarán congelados y cuando venga el deshielo, ni recordaremos cuáles fueron la artimañas utilizadas por la caverna para producir tal glaciación.

Ahora el afán mediático es por imponer las listas cerradas, que es el mecanismo que corresponde a nuestro pueril y atrofiado estado democråtico; las listas abiertas son propias de democracias maduras, desarrolladas, las listas cerradas fortalecen los partidos y la democracia requiere de partidos fuertes; el bolígrafo, el clientelismo, los acuerdos de compadres, las encerronas se erradicarán en la medida que reformas políticas democråticas se impongan y los medios, no de información, sino de comunicación, jueguen su papel de responsabilidad social.

Las listas abiertas, la elección directa de alcaldes y gobernadores, verdaderas formas democråticas, por lo general, dado nuestro desnaturalizado desarrollo democråtico, nos ha traído más corrupción e injusticias .

La democracia no se produce a saltos, élla, como la naturaleza, también necesita de espacio, tiempo y vivencias.

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