POLITICAZOS. Por: Jorca410. VOTO PREFERENTE, EN CAPILLA ARDIENTE.

El Gobierno Nacional, por conducto de la señora Ministra del Interior, ha anunciado, que entre el paquete de reformas presentado al Congreso de la República, en busca de modificar leyes y la Constitución, se cuenta una política, que buscará la eliminación del voto preferente.

El voto preferente, es bueno recordarlo, es una opción que se le entrega al elector, de votar por determinado candidato, incluido en la lista de un partido, a cualquier corporación pública de elección popular. Senado, por ejemplo; de los cien (100) postulados o inscritos por la colectividad política, el votante escoge uno y por ese vota, marcándolo para tal efecto. Así deviene de la Constitución de 1.991.

El voto preferente, vino acompañado de la circunscripción nacional para elegir Senadores de la República; los críticos de este modelo, señalan como negativos y perversos, los resultados del mismo, puesto que, muchos departamentos, se quedan sin representación en esa Corporación, habida cuenta, de la escasa población en aptitud electoral; es decir, con capacidad jurídica para sufragar.

Y también, porque ha incrementado, la maléfica costumbre de la compra-venta de votos. Obvio, que la circunscripción nacional, ha sido nociva para la democracia colombiana; la ha distorsionado en el real vínculo que se produce entre elector y elegido. El cual, es ninguno, porque en la mayoría de las veces, ese nexo se establece por medio del dinero. A más de aquel que se menciona líneas arriba, de la pérdida de representación en ese alto cuerpo legislativo, de muchas regiones del territorio nacional.

Esa circunscripción, nació de la inquietud de la participación política de las minorías, identificada como la izquierda, en el aspecto de que bajo el sistema de elección por departamentos, no alcanzaban curules en las Corporaciones; mientras que nacionalmente, en virtud de la acumulación natural de votos, si la conseguirían, como en efecto sucede. Los Senadores de los partidos de izquierda o no tradicionales comprometidos con la gestión de gobierno, fraccionadamente, por departamento, no darían número de votos necesarios para elegir.

Esa, una de las causas para mantener la nacional; lo cual resulta contradictorio, con la forma en cómo se integra la Cámara de Representantes, la cual, sí es por circunscripción departamental.

Contradictorio, porque las dos Cámaras legislativas, tienen iguales funciones. Idénticas, salvo una que otra, como la de elegir Defensor del Pueblo y Procurador, que se hacen en una sola Cámara, indistintamente, Cámara y Senado; no se entiende entonces, cómo, desempeñando las mismas funciones, ambas cámaras, deban ser elegidas por distintas formas. Eso no tiene sentido, salvo el comentado del fin perseguido con la circunscripción nacional.

La eliminación del voto preferente, es el cambio en materia electoral, que tiene ambiente positivo, de los que están dentro del paquete de reformas legales y constitucionales, enviadas por Duque, al Congreso de la República. Pero, manteniendo el principio de la lista única por partido. O sea, como actualmente. A diferencia de antes del año 91, que existía la circunscripción departamental.

El voto preferente, arregló el problema del puesto a ocupar en la lista única, pues todos aspiran a estar, dentro del rango de opcionados y ese rango, está en los primeros puestos de aquella. ¿Quién elaboraría la lista? ¿Cuál sería el criterio a emplear, para definir los puestos que se encuentren en el cuadro de opcionados?

Acabado el voto preferente, el camaroncito, le revive a las Directivas de los partidos, en cuanto al lío de la preparación de la lista a inscribir. ¿Cómo lo resolverá la ley? Habrá que ir al proyecto respectivo, para conocer dicho texto y comentarlo. Próximamente, nos ocuparemos del tema, antes de que sea quemado en la capilla ardiente de las reformas Duque.

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