POLITICAZOS. Por: Jorca 410. DE CLIENTELISMO A GOBERNABILIDAD REGLAMENTADA.

Gran parte de la opinión pública y especialmente, de la expresada a través de los medios de comunicación, por analistas y observadores del discurrir político, antes de las elecciones del veintisiete (27) de mayo, daban por descontado, que de haber segunda vuelta entre Duque y Petro, el Presidente, lo tenían por cierto, sería aquel; porque, ocurriría el fenómeno, de que todas las demás fuerzas políticas, se volcarían hacía el pupilo de Uribe, para evitar o impedir la llegada de la izquierda, al primer empleo de la República.

Y así aconteció. Todos los partidos políticos con representación en el Congreso, a excepción de las fuerzas de oposición, como Polo Democrático, Alianza Verde e Indígenas, una vez conocidos los resultados de la primera vuelta, corrieron para donde Duque, a ofrecerles sus respaldos. Y Duque, ganó con una diferencia de dos millones (2.000.000) de votos, de los cuales, un altísimo porcentaje fue arrastrado a las urnas, por el bloque clientelista, formado por Partido Conservador, Cambio Radical, La U y el liberalismo y otro porcentaje menor, aquella gente que no votaría por Petro; ejemplo, seguidores de Sergio Fajardo.

Duque, integra gabinete ministerial y hace nombramientos de altos ejecutivos, como son los representantes legales de las entidades descentralizadas nacionales y le hace mamola a los congresistas ajenos a su colectividad, Centro Democrático; no les ofrece puestos, mucho menos les pide hojas de vida, siquiera. Para éstos, el mandatario ha tenido tratamiento de total indiferencia; eso conllevó a la elección de Contralor distinto al que candidatizaba el Centro Democrático. Esto muestra indiciariamente, que es cierto, que la adhesión electoral del bloque aquel, fue gratuito, sin arreglo previo alguno.

Pero el bloque, obvio, estaba pensando, en que con su arribo a la campaña de Duque, serían, en el probable gobierno de éste, distinguidos individualmente, con una meritoria cuota burocrática. Pensamiento lógico y no reprochable, porque, quien elige, quien ayuda a obtener el poder, tiene derecho a su pedacito de poder. Esta es, en síntesis, la llamada gobernabilidad, la cual, no es más, que clientelismo, con un eufemismo técnico.

Pero se da el caso, de que el candidato ganador, ofrecía gobernar sin repartir mermelada. Es decir, sin dar cuoticas de poder. Y como el bloque le llegó, así, en masa, como huyendo de Petro, el hoy Presidente, ha debido entender, que la actitud del bloque, fue una actitud de altruismo cívico, impulsado por la necesidad de evitar que quien tomase las riendas del Estado, fuese Petro. Y hasta ahora, así está el bloque: Sin mermelada.

Pero como en juego largo hay desquite, el bloque, ha asumido diversas posturas, frente a la reglamentación que ahora tiene el ejercicio de la política. Frente al Gobierno, los partidos deben declararse en: Gobiernistas, independientes y de oposición. Gobiernista, el que hace parte del Gobierno; Centro Democrático, para el de Duque. Independiente, el que no es gobiernista ni está en la oposición. Y el de oposición, que no es ninguno de los dos anteriores. Está en contra del Gobierno.

El Partido Conservador, arropándose en una supuesta militancia en él, de la Vicepresidenta de la República y el del nuevo embajador ante la OEA., dice ser gobiernista. Pero en realidad, no es más, que la espera, a futuro de una oportunidad, para tener la cuotica aspirada. Liberales y conservadores, con un poco más de dignidad, se postulan como independientes, es decir, con potestad para irse en contra de la agenda legislativa oficial.

Y la U., repite historia, de cuando asumió Santos; abandonó a Uribe, el padre o autor intelectual de la creación de dicho partido y se quedó con Santos, el autor material y detentador, en ese momento, del poder. Aquí, se la juega a futuro, a que le llegue su mendrugo clientelista. Llama la atención de la U., es que el partido, fue el sostén principal del período de Santos y el actual gobierno, va en contravía de las ejecutorias de Santos. ¿Cómo se defenderá?

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