JORNADA ELECTORAL ANTICORRUPCION.

El domingo que acaba de pasar, como se dice popularmente, en referencia a fechas pretéritas, el pueblo colombiano, como ya es noticia trasnochada, fue a las urnas a votar por medidas constitucionales y legislativas, en contra de la corrupción galopante que reina en este país.

Esa convocatoria, debió entenderse como un deber cívico; deber patriótico, porque la corrupción, es un conjunto de hechos y actos ofensivos generados desde la política y la administración del Estado, no se sabe por cuantos, en contra de la sociedad en general. Y ésta, correlativamente, está en el deber, de combatirla. En el sector privado, también la hay, pero ya ese, es otro asunto.

Acreditado ante la Registraduría Nacional del Estado Civil, el requisito de apoyo popular, para esta modalidad de participación ciudadana y obtenido el visto bueno del Congreso, para después, la decisión administrativa, por parte del Presidente de la República, de fijación de fecha para la realización de los comicios, esta iniciativa, después de casi dos (02) años de gestación, tuvo concreción material, el pasado 26 del corriente mes, aunque, jurídicamente, no llegó a los números exigidos, para convertirse en decisión electoral vinculante, tanto en lo político, como en lo jurídico.

La campaña desplegada por los promotores, en pro de las elecciones anticorrupción, fue intensa y en las redes sociales, la respuesta favorable a las mismas, se vió inmensamente mayoritaria, lo cual, hacía prever, una votación copiosa y contundente, en beneficio de los propósitos explícitos en los contenidos de los cuestionarios a responder. Un factor circunstancial que creemos, incidió positivamente en el entusiasmo que se notó: La coyuntura de los cambios de Congreso y de Gobierno Nacional.

La consulta, no alcanzó el total de votos para traspasar el umbral de la validez y con él, adquirir el carácter de obligatorio, el resultado de ella, para el Congreso de la República, el cual, forzosamente, tendría que convertir en leyes, los textos aprobados en dicho ejercicio comicial.

Pero es del caso, que al mejor estilo de Maturana, de perder es ganar un poco, se tiene, que formalmente, por el alto guarismo electoral registrado en las urnas, aunque formalmente se perdió por unos cuantos votos, se ganó la solidaridad del Presidente de la República, quien entendió, que lo dicho por la consulta, es un mandato que hay que obedecer, haciéndolo realidad, convirtiendo sus textos, en textos legales.

Por ello, convocó a todos los partidos políticos, a una cumbre sobre ese particular y procedió a llevar al Congreso, como iniciativas oficiales, los correspondientes proyectos de ley, que recojan la voluntad colectiva de los más de once millones de sufragantes que por cada SI., arrojó la consulta.

Nosotros creemos, en que las leyes derivadas de la consulta, no van a acabar con la corrupción. La Asamblea Constituyente y la Constitución de Gaviria, en el 91, tuvieron como fín primordial, aniquilarla. Y ahí está esa misma corrupción, bastante gorda y hasta obesa. Resultaron incapaces las normas nuevas de aquel momento, para combatir el mal. Ni la agravación de las penas disciplinarias y penales, la contuvieron.

La cuestión es de conciencia, de formación del bien, en el pensamiento individual y colectivo; de la convicción íntima, del respeto hacia lo ajeno, hacia el derecho del otro. Hacia lo público. Sólo así, creemos, desaparecerá la corrupción de nuestro escenario social. Cuando seamos capaces de aceptar como dogma inquebrantable, que sólo estudiando, aspirando y trabajando limpiamente, sin trampas, habremos logrado ese preciado don de la honestidad, que es lo contrario de corrupción.

Hay muchos factores que incuban e influyen en la corrupción: La falta de oportunidades en general, desgranadas así: Falta de cupos en la educación pública, para los pobres; ocasiona tráfico de influencias ante Directivas de establecimientos educativos. El servicio militar obligatorio, en la práctica, sólo para los pobres; quienes tienen plata, sobornan y se eximen. Y pare de contar.

Así que, lo primordial, es un cambio en las condiciones de vida, para que haya un cambio de actitud, frente a los demás y frente a lo público. Sin embargo, fuimos partidarios de la consulta y la votamos con el SÍ e invitamos a votar por ella, porque los cambios que anotamos líneas arriba, no son de la noche a la mañana. Son paulatinos. Son de causación pausada y sucesiva. Y en ese sentido, la consulta, comienza a ser una verdadera motivación para ir adentrándonos en esos caminos de rectificación.

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