EDITORIAL. HAY QUE CUIDAR AL OPERADOR PRIVADO.

En Sincelejo, durante el primer Consejo Comunitario de Alvaro Uribe Vélez, en su mandato inicial, realizado para el Departamento de Sucre, cuando los Alcaldes de los municipios de éste, y dirigentes populares, soltaron un verdadero rosario de agravios cometidos por las prestatarias del servicio público domiciliario de energía eléctrica, en contra de sus usuarios costeños, el Presidente, comentó más o menos: Hay que cuidar al operador privado, porque se va y entonces nos complica el servicio de energía eléctrica.

Las operarias de dicho servicio, lo eran y aún lo son, Electrificadora del Caribe S.A.E.S.P. y Electrificadora de la Costa S.A.E.S.P., empresas éstas, que se dividían el mercado del suministro de energía eléctrica en la Costa Atlántica; ambas de Unión Fenosa, la multinacional que hizo consorcio con otra inversionista venezolana. Posteriormente, aquellas dos, se fusionaron en una sola, prevaleciendo la razón social o enseña comercial de la primera: Electrificadora del Caribe S.A.E.S.P. Los venecos, se fueron.

En aquel entonces, los pesares por el pésimo servicio de energía eléctrica, sólo lo padecían en las zonas rurales de esta región de la patria. Por eso, el Presidente, no le paró bolas a las múltiples quejas que allí, públicamente, le expresaron en contra de tales empresas. Además, la privatización de ese servicio, era un paso de avanzada, que el gobernante, había encontrado en el escenario administrativo neo liberal, que él, compartía plenamente. Gestión que había bautizado con el apelativo de Confianza Inversionista.

El malestar ciudadano contra el mal servicio, fue en aumento, así, como las fallas, fueron también, expandiéndose por todo el abigarrado club de suscriptores y usuarios del servicio público domiciliario de energía eléctrica.

Y entonces sí, las autoridades, la dirigencia política, la económica y la gran prensa, comenzaron a dedicarle atención a lo que estaba sucediendo, con los resultados que hoy hay: Electricaribe, tomada en posesión por la Superintendencia Nacional de Servicios Públicos domiciliarios. Y con amenaza de liquidación forzosa, la cual está demorada.

Electricaribe y Electrocosta, hermanadas en el mismo cordón umbilical económico y financiero de Unión Fenosa, al encontrarse con un escuálido -a lo venezolano- músculo dinerario, tuvo que enfrentar, para su desgracia y la de la inmensa mayoría de sus consumidores, la cultura del no pago, tanto de suscriptores públicos, como de privados. Para enfrentar esta situación, comenzó a hacer uso de mecanismos violatorios del debido proceso y hasta atentatorios de la moral comercial.

Entre tales mecanismos, se encuentran, plenamente comprobados, los injustificados altos consumos facturados y la manipulación facturaria, con éstos mismos, para la generación y apropiación deshonesta de los subsidios para consumidores de estratos uno y dos.

Con elevados e inexistentes consumos cobrados, los subsidios fluían directa y doblemente, en las cajas de esas entidades, pues, primero lo pagaban los usuarios y seguidamente, el tesoro nacional; además, los racionamientos acostumbrados, originados en compra menor de energía en la bolsa y cobros superiores a los consumidores. Neoliberalismo salvaje, saqueador del patrimonio de los costeños. Prácticas éstas, que enriquecen, no empobrecen. Inexplicable entonces, la insolvencia de la española.

Sólo cuando las deficiencias del servicio, llegaron a los estratos altos y a los sectores comercial e industrial, se dio la reacción del gobierno y de las élites gremiales; reacción, cuyo desenlace final, aún es incierto, puesto que hay dudas e indecisión en la voluntad gubernamental, como siempre en Colombia, arrodillada ante el capitalismo extranjero.

Ayer martes, en audiencia en Barranquilla, para tratar el tema, el Procurador General de la Nación, denunció que los órganos de control, han sido omisivos, frente al problema Electricaribe. Cabría preguntar, ¿era dicha omisión, el cuidado que recomendaba Uribe?

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