EDITORIAL. COLOMBIANO, CONSUME COLOMBIANO.

El ex Ministro de Agricultura -Gobierno de Julio César Turbay Ayala- Gustavo Dájer Chadid, mantuvo conversación escrita, vía redes sociales, con nuestro colaborador y Vice-¨presidente de Fedemedios, organización que agrupa a las emisoras comunitarias del país, Antonio Cueto Aguas.

En ese intercambio de comunicaciones, el dirigente sucreño, quien también fuera Presidente del Senado de la República, relata a manera de anécdota, la aplicación de la política pública de protección a la producción nacional, que practican en la República de Alemania. Y cuenta, que no le permitieron a Wal- Mart, su ingreso al mercado teutón.

Wal – Mart, cuyo nombre formal o razón social es Wal-Mart Stores, Inc., es una cadena de almacenes o tiendas como llaman en Estados Unidos, de ventas al por menor; se dice, que es el mayor expendedor minorista del mundo; el que más vende y el que más empleos genera.

Dájer Chadid, se maravilla con la decisión de las autoridades alemanas de no abrirle las puertas de su comercio organizado, a ese gigante norteamericano de ventas al menudeo. Y alaba la medida, comentando las razones por las cuales, se le negó la instalación de dicha grande superficie, como también denominan a estos almacenes, aquí en Colombia.

Menciona, entre aquellas causas de la negativa, que esa multinacional, afectaría a pequeños comerciantes locales; calificando este obstáculo, como política del amor; amor de los alemanes, por lo propio. Porque lo local, se considera, lo mejor.

Y de parte de la firma extranjera, observaron como contrario a sus leyes y costumbres; el prohibir el amor entre parejas de empleados o trabajadores de la misma; contratar a personas de la tercera edad, para abrir y cerrar puertas, la línea secreta para denuncias y la modalidad de venta por debajo del costo de producción, conocido como Dumping.

Dájer estima, que los colombianos tenemos que hacer lo mismo, en cuanto al amor por lo propio y que por lo tanto, debemos preferir lo nuestro, lo que renta aquí y descartar al contrabando, por el daño que ocasiona; Cueto se muestra de acuerdo, pero pide, que las empresas, tienen que responder con calidad y buenas prácticas comerciales. Ahí concuerdan los personajes y nosotros con ellos.

Pero, hay que destacar de ese pasaje, que lamentablemente para nosotros, las cosas aquí, no son así. Aquí se le abren las fronteras al capital privado y para ello se hacen leyes que los privilegien y se les permite toda clase de desafuero en contra del cliente. Y si no son las leyes, son los llamados contratos de estabilidad jurídica, en donde el Estado, a pesar de que las condiciones internas se lo impongan, no podrá variar las reglas vigentes al momento de la llegada de los inversionistas extranjeros.

Ejemplos de lo citado, tenemos los casos de Avianca, prácticamente, monopoliza los cielos de Colombia en el transporte aéreo y en donde, el cliente, nunca tiene la razón; abuso con el pasajero. Los vuelos, jamás salen a la hora programada. Y no sucede nada. Si el usuario falla; multa, revalorización del tiquete y vuelo, para otra hora, que a la postre, arranca retrasado. Es decir, cobran más, para de igual forma, viajar después del tiempo prefijado.

Y mostramos más. La ley de servicios públicos domiciliarios, adecuada para beneficiar la inversión extranjera. La diferencia entonces, entre Alemania y nosotros, es que allá, el Estado, impone sus condiciones; las hace respetar. Aquí no, aquí, las condiciones las dicta el capital privado y más, si es extranjero.

Finalmente, coincidiendo conceptualmente con los Doctores Dájer y Cueto, falta comprometerse más, de parte y parte, con el principio de la honestidad. Que nos ofrezcan mercancías y servicios, de calidad y oportunos. Y que los precios de los mismos, equivalgan realmente, a los costos de producción y de prestación, más la utilidad razonable. Léase bien, razonable. ¿Cómo sabemos que es razonable? Se la dejamos ahí. Nos faltó tratar el tema del cartel de los pañales. ¿Lo recuerdan?

Y que el colombiano, consuma colombiano, por conciencia y por conveniencia económica.

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