EDITORIAL.

EXITOSAS CUENTAS DE ALMACENES ÉXITO.

Hace unos cuantos días del año viejo, el Senador de la República, Luis Fernando Velasco, denunció en sesión plenaria de la Corporación, que Almacenes Éxito, le hicieron trampas a un productor de confecciones y a los compradores de aquellos; consistente, en ofrecer en promoción, al público, un producto importado de China, con la distinción de una marca, que es local, de Medellín. Competencia desleal y hasta contrabando técnico, expresó el legislador, serían las conductas en las cuales estarían incurriendo los administradores de esa cadena de tiendas, como le llaman.

La W RADIO., recogió lo publicitado por el congresista y lo emitió en su programación noticiosa; resultando cierta la queja de un confeccionista antioqueño, recogida y trascendida, por Velasco Chávez, como es el segundo apellido del vocero ocasional del afectado. Por las ondas sonoras de dicha estación radiofónica, se conocieron en detalles, los hechos: Éxito, puso a disposición de su clientela, unas confecciones traídas de China, a precio de remate, exhibiendo marca o nombre de esa mercancía, como propia del país de origen. Sin saber o sabiéndolo, de que el bautizo comercial de los productos, es colombiano.

Enterado el dueño usurpado y habiendo confirmado lo acontecido, elevó el consecuente reclamo a dicho grupo empresarial, el cual, reconoce los hechos, los justifica como error de buena fé y propone una compensación económica, que el perjudicado no acepta, pues la considera irrisoria, ante los daños emergentes por el desprestigio que sufrirá su fábrica y el lucro cesante que de allí se derivará. El conflicto, no sabemos si fue zanjado o si, por el contrario, esas partes, ya se encuentran en las instancias pertinentes, en la confrontación jurídica sobre el tema.

Contrario a la opinión de los orientadores de la W., de que hasta ahí, llegaba el interés periodístico sobre lo ocurrido, nosotros pensamos en que no; el asunto es de interés público, ya que, aunque se trate de comercio privado o de transacciones comerciales entre particulares, la sociedad entera, por su calidad genérica de clienta potencial y por los clientes reales del Éxito, tiene derecho a conocer el desenlace de este episodio, que ensombrece el good will, o buena reputación de los empresarios propietarios del Éxito.

La razón para que la sociedad tenga esa injerencia directa, como derecho propio en las resultas del enfrentamiento, es que ella -sociedad consumidora- al llenar individualizadamente, los sitios de ventas, en busca de bienes y servicios, entrega una altísima dote de confianza en el comerciante interlocutor, o sea, Almacenes Éxito y todos los demás establecimientos de comercio, grande, mediano o pequeño, que le ha de vender mercancías o prestar un servicio.

Y ¿en qué consiste tal confianza? En que la sociedad, cree ciegamente, en que es verdad la calidad anunciada y que es justo el precio que le cobran. Elementos intrínsecos del buen comercio, pisoteados por Éxito, en el cuento de la vida real, que estamos relatando. Así como en otro par de casos, “viralizados” por redes sociales: Cobrar en Caja, precio superior al señalado en el estante de exhibición y reflejar en pantalla de la máquina registradora, precio menor al que termina impreso en la tirilla o factura de compra.

Buen comercio, que no es otra cosa, que la punta de lanza del principio de la honestidad; este que, lamentablemente para Colombia, le está faltando a todo nuestro conglomerado social, en cualquiera de sus manifestaciones de vida; prácticamente, aquí en nuestro suelo, salvo excepciones lógicas, no hay en quien confiar.

Por eso, Éxito, está obligado a reparar el daño y a dar muestras, de que merece la confianza que se le viene depositando. Imagínese ustedes, nosotros, por vecindad, somos como sus clientes casi diarios y de tarjeta de crédito y nunca hemos revisado ni tirillas o facturas, mucho menos, el extracto de la tarjeta. Y como nosotros, con seguridad, muchos miles más.

Presuntos hechos fraudulentos, materializados por Almacenes Éxito, una de las más exitosas, gran superficie comercial, que opera en Colombia, con cubrimiento, casi, de todo el territorio nacional, con múltiples puntos de ventas; y recaudo multimillonarios, sin lugar a dudas. Y ganancias o utilidades, “supermultimillonarias”, obviamente.