EDITORIAL.

REFORMA TRIBUTARIA DE DUQUE: “SISBEN PARA LOS RICOS”.

El Presidente de la República, confirmando lo anticipado por su Ministro de Hacienda y Crédito Público, ha anunciado su reforma tributaria, para según ellos, activar la economía, pues la misma, se encuentra estancada. Y obviamente, ante afirmación de esta naturaleza, el ciudadano del común, se pregunta ¿… estancada, cómo?

La pregunta es obvia, porque el movimiento económico del país, ocurre igual, a muchos años anteriores; no se denuncian desastres para las empresas productoras de bienes y de servicios. Por el contrario, todas publican balances favorables, exitosos, en materia de ingresos y utilidades operacionales. Todo se ve, dentro de la normalidad acostumbrada.

Ningún banco, por ejemplo, informa de cierre de alguna de sus agencias; ninguna cadena de grandes superficies de ventas, tampoco; ni las cerveceras ni las gaseoseras; ni las de la telefonía móvil celular, todo funciona perfectamente; es la percepción ciudadana. No aparece por ningún lado, la situación de crisis, que está viviendo el empresariado colombiano.

El ingrediente de mayor costo en la producción, que registran los asientos contables, es la mano de obra, porque a ésta hay que remunerarla y favorecerla, con salarios, prestaciones sociales y seguridad social, además de las garantías económicas por la duración del contrato de trabajo.

Para aliviar a los productores, empleadores o empresarios, de esa carga, el neoliberalismo que han practicado en Colombia, Gaviria, Pastrana, Uribe y en cierto modo Santos, han hecho, lo que se denomina flexibilización del mercado laboral; política que consiste en mantener bajos los salarios y recortar prestaciones sociales y gastos por indemnizaciones por incumplimientos de contratos.

La justificación de esa medida, misma que proyecta Duque, ya verán que sí, es la de que, con mano de obra barata, hay creación de empleo, de puestos de trabajo. Pero eso, que ya ha tenido ocasión de comprobarse, no ha sido así. El empresariado no aumenta su planta de personal, por filantropía, por ser generoso con la comunidad.

Los puestos de trabajo se crean, por necesidad y ni aún así, hay aumento de personas, en la nómina. Por el contrario, el inversionista, gana con el abaratamiento de la mano de obra y con la escasez de personal que coloca para atender a sus actividades, más, en las de servicios al público.

Usted llega a un banco, a una aerolínea en el aeropuerto, a una eps., y tiene que ir armado de tiempo y de paciencia, para afrontar la incómoda situación de la larga espera. La razón, la demanda de atención, por parte del conglomerado usuario, rebasa la capacidad de oferta dispuesta por el empresario. En ese aspecto, el servicio, por añadidura, es pésimo.

El Presidente, en campaña, habló de rebajar impuestos a los empresarios y de aumentar salarios a los trabajadores; según se desprende de lo que hasta el momento, se conoce como propósito oficial, es, rebajar efectivamente los impuestos y de trasladar esas exenciones, a la base trabajadora, ampliando ésta, para que más asalariados, declaren renta y obvio, paguen tributos. Eso no se dijo, en el agite electoral. Y en palabras del Ministro de Hacienda, hay que crear un sisben para los ricos, así como hay uno para los pobres.

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