Crédito: Agencia RedMedios
Por sexto día consecutivo, más de 8.000 bomberos de todo Estados Unidos se enfrentan a los incendios forestales que devastan el norte y sur de California. Camp Fire, como se ha denominado al primero y más mortal de los incendios, ha arrasado con 45.000 hectáreas y destruido 6.500 casas en la ciudad de Paradise, desapareciéndola virtualmente del mapa. Según el El Departamento de Bomberos de Califorini, la conflagración ha sido contenido en un 25% y se estima que será controlada en su totalidad en dos semanas.
Al sur del estado las autoridades intentan controlar el llamado Woosley Fire, que avanza cerca de las ciudades de Malibú, Calabasas y Thousand Oaks. Éste ha arrasado unas 37.000 hectáreas y destruido unas 370 estructuras. El balance de las autoridades es que la conflagración ha sido contenida en un
30%. El tercer incendio, el Hill Fire, afectó más de 1.800 hectáreas, destruyó 179 estructuras y está reducido en un 80%.
La ráfagas de viento, de hasta 100 kilómetros por hora, son uno de los principales problemas que enfrentan los rescatistas, ya que, pueden provocar la caída de lineas eléctricas y árboles. Además, los niveles de humedad del sector costero podrían propagar o reavivar las llamas. Ésta es una zona que no ha recibido lluvias de más de un centímetro cúbico en más de 30 semanas.
Los equipos de emergencia trabajan sin descanso para lograr identificar a los fallecidos que se han encontrado entre las llamas. Algunas personas murieron en sus autos o al interior de sus casas cuando intentaban escapar del fuego. Los daños causados tras los incendios le cuestan al estado entre US $2.000 a $4.000 millones.
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